jueves, 9 de julio de 2009

exótica

al leerte los cabellos, comprendí tempestades enredadas bajo tus pies,
que son islas de coral; mientras, halo lunar insomne, te veo caminar
ataviada de dalia, con el rumor celeste de las auras al unísono.

absorta y embebida, con un cuerpo de nenúfar, sos un pálpito permeable
ante el sol y los inconmensurables gestos de todo lo que vibra.
despertás, luego de tu canto levitante de extramuros, y de tan blanca

te quebrás, se te escriben horizontes de sucesos en tu retina de papiro.
tu forma se llena de reflejos, tu sueño se comprende como un prisma,
recomponiendo, entre las voces desconocidas, la inexorable fauna de tu idioma.



Francisco Garrido

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